8 de noviembre de 2010

El fútbol y la ordinariez.




Me es casi ajeno hablar de fútbol. Casi.

Recuerdo cuando niño que íbamos con mi viejo a ver los partidos de Colo-colo a Santiago, al Estadio Nacional. Me acuerdo de los sandwichs de potito… Hasta que un día entre la algarabía en el estadio alguien tiró una botella y luego una lata y una manzana le pegó en la cabeza a mi primo. Desde ese día no fuimos más al estadio. De hecho, desde ese día en adelante, la cosa empeoró. Ahora ya no son botellas, son cuchillos, pistolas, palos, etc.

De dónde salió ese odio cavernícola de las barras, no tengo la menor idea, pero tengo claro que responde a un mal entendido sentido de pertenencia, a esa búsqueda ancestral de sentirse uno con los pares y aceptado en una sociedad. Si no se obtiene eso trabajando duro (a pesar de los comerciales) y se es siempre mirado en menos, sin importar lo honrado que es el plebeyo. Si siempre se le saca en cara su color de piel, pelo, tipo de ropa o vocabulario corto, entonces el plebeyo no encuentra nada mejor que hacerse una sociedad a SU medida, donde obviamente, se promedia para abajo.

Pero para que esa sociedad de abajo tampoco suba como espuma, debe ser manejada por los de arriba.

¿Por qué siempre esto termina pareciéndose un resentimiento ricos-pobres? No se por qué me pregunto eso tampoco si al final leyendo la historia de Chile, lo único claro es que llevamos 2 siglos en esa lucha, entre el rico y el pobre. Entre el Español y el Criollo, entre el Apellido y el mestizo, entre lo laico y lo eclesiástico, entre la pobreza y el latifundio, entre la tenencia desmedida y la justificación del robo.

He escuchado montones de veces cuando hablan de que el fútbol es una pasión, que la camiseta se lleva en el corazón y blablabla, un montón de cursilerías que si no fuera porque se dice en el ámbito de un montón de cerveza y olor a sobaco, las mismas frases sonarían a un montón de maricones con dildo nuevo (con todas mis disculpas al movimiento gay).

¿Y si en vez de llorar por su equipo, mejor no lloran por el narcotráfico que se come a las comunas más pobres?

¿Y si en vez de tener esa pasión por la camiseta de Cristal o de Adidas (el nombre del equipo es un detalle), no tienen la misma pasión en mejorar su comunidad, educar a sus hijos, embellecer su entorno, generar un movimiento social común?

¿Y si en vez de cantar como argentinos con síndrome de Down (con las debidas disculpas a los niños con síndrome de down), no cantan como chilenos, o es que eso los acojona?

Del cerebro que tienen o quiero ni hablar, tomando en cuenta que las frases de insulto que tienen son un montón de sobrenombres del colegio las monjas, las madres, las nenas? Todo su lenguaje mamón suena a 6to básico, todo la llantería que produce la derrota de uno u otro suena a taimada de pendejo maleducado, cuando salen a romper todo porque SU equipo perdió. Y qué decir cuando ganan si ahí parecen quinceañeras detrás de Luis Miguel, con ataques de histeria y todo incluido.

Claro que no es sólo aquí. Es en varios países del mundo. Pero en algunos países el fútbol es una entretención, es para ir a disfrutarlo, en el fondo deberíamos entretenernos sin importar el equipo que jugara, si el chiste de los deportes es participar en ellos o ver las pericias de los que participan en ellos. Pero esto de llevarse el entretenimiento para la casa… tener que ver 3/4 de los noticiarios con DEPORTES y más encima de ese 3/4, ¡3/4 es fútbol! AGH.

Y pensar que todo empezó con una manzana podrida…

3 comentarios:

  1. Las manzanas han iniciado muchas cosas. Adán y Eva, Eistein....así que no me sorprende. Saludos.

    Eva

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  2. En todo caso el mito ese es acerca de Newton... gracias en todo caso. Ah y no te olvides de leer la segunda parte, porque esto es el preview de lo que viene.

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  3. Hablando de fútbol (pese a q no entiendo mucho del tema), me pregunto ¿por qué se ha "endiosado" tanto a Bielsa, si en rigor en el mundial se llegó a la misma fase que la vez anterior (con otro entrenador que no recuerdo el nombre)?
    Parece que la figura de un "papá" riguroso y exigente nos terminó x gustar...

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