13 de octubre de 2011

Soy mejor persona que tu.

Dos posts en uno para vuestro deleite.

Soy mejor que tu. Mejor que tu para juzgarte, para condenarte y para ejemplificar con lo que NO hay que hacer. Porque las cosas que hago yo son mejores, desde todo punto de vista, ética, moral y socialmente. Políticamente también.

BLOW MY EYE!!!

Qué pasa en este país en donde el insulto se instauró como parte de la vida diaria, los sobrenombres pasaron de ser graciosos a ser francamente una forma de anular la personalidad del otro. ¿Cómo es posible que en nuestro ideario, hasta las patadas en el traste son tolerables?

Y no es que personalmente nunca haya ejercido mi “derecho a Bullying”. Lo hice y de forma brutal y descarnada cuando estaba en el colegio. Humillé y traté pésimo a un compañero de curso por alrededor de 5 años (aprox.). No habla nada de bien de mi ¿no? Pero, y aunque no sirva de justificación, en esos tiempos no era mal visto. Tampoco es del típico bullying actual donde 20 estudiantes se dedican a borrar la raya del trasero a un amigo de turno. No, nuestro bullying era psicológico, que quizás es peor. ¿Qué se hacía para solucionarlo? Simplemente alguien te reprendía diciendo “deja de molestar tanto a fulanito”. Incluso con apelación a los valores “cristianos” (como si el bien común lo hubieran inventado ellos): “deja de molestar a fulanito, a ti ¿Te gusta que te molesten? entonces no le hagas a otros lo que no te gusta que te hagan…”

No funcionó. Creo que en 3° medio decidimos de forma unilateral dejar de molestar a nuestro “amigo” (más encima era nuestro amigo!!). Nos costó mucho hacerlo (al grupo de amigos que formábamos), pero al final lo conseguimos. Obviamente nuestro amigo trató de alejarse lo que más pudo de nosotros después del colegio. Lógico, quién va a querer volver a juntarse con las únicas personas que te pueden hacer recordar lo mal que lo pasaste en tus años escolares y que incluso, pueden destruir tu tranquilidad actual. Actualizar el nutrido prontuario de tallas y convertirte ya adulto en “Material pal Hueveo” debe ser causal de suicidio entre adulto-jóvenes.

Supongo que ahora nos tiene rencor, odio, no lo sé. En todo caso, lo merecemos. O al menos yo que fui uno de los que más lo denostamos. Y no era tonto, no era mala persona. Ni siquiera era tímido o whatever. No sé cuál es el factor que incide en que tus chistes sean fomes para los demás y se vuelvan en tu contra. No sé qué hace que todo lo que hagas a los demás les suene a payasadas o sea posible mofarse de cada actividad que realices en la vida. De hecho, por eso se alejó y por eso no lo busco tampoco. Da lo mismo que ahora sea Médico. Y bueno por lo demás. Da lo mismo que se ande paseando en un tremendo auto o que su polola sea la media mina. Si volviéramos a su vida, lo haríamos puré de nuevo. Quizás tenga mejores armas sociales, pero nosotros también avanzamos en años de molestar gente y acidificamos los chistes crueles, las tallas ácidas. El sarcasmo y la ironía parecen escalpelos láser. Mejor estar separados.

Estar separados no es la solución para todo nuestro país. Cada uno tendría que vivir en su propia isla para poder “convivir”. Y aún así daría lo mismo, de poder hacerlo, viajaríamos isla por isla molestando al personaje de turno. ¿Qué nos ha hecho así? ¿Es una costumbre social antigua que estamos tratando de erradicar ahora que somos más modernos? Suponiendo que sea así, dicha costumbre ¿tenía algún fin? ¿Mejorar la raza? Socialmente hablando, obvio.

Ni idea. El asunto es que en mi caso, alguien me advirtió de esto hace mucho tiempo: Chile es un país violentísimo en términos sociales. La gente se trata pésimo. TODOS son unos CSM que no saben nada. TODOS tienen la culpa. TODOS me quieren cagar. ¿De dónde salió esa psicosis social/insultiva?

Podemos culpar a la dictadura y los años de represión en donde se transmitía lo bien que estábamos cuando estábamos pésimo. Quizás eso trajo aparejado un sentimiento de frustración que se almacenó y acumuló por años. Esa frustración de no poder decir ni hacer y que se canalizó en poder aplastar al que pudiéramos, siempre y cuando no fuera yo ese alguien.

Podría echarle la culpa al clasismo galopante que impera en Chile. El no ser parte de una casta que dirige/comercia, hace que busquemos una en nuestros pares y con ellos acordamos gobernar como nos parezca, una especie de dictadura del grupo social, donde aplicamos los castigos más brutales y las humillaciones más penosas a quienes podemos, mientras podemos.

Podría echarle la culpa al humillado, que no se defiende, que pareciera prestarse para los insultos y violencia velada, casi como un masoquista. Pero de todas, esta sería la más estúpida razón pues donde hay un masoquista, hay un sádico dispuesto a hacerlo sufrir.

---------------------------

En un país donde existe un grupo de personas que lo controla todo en base a sus dineros, otro en base a su posición política (asociada con el dinero) y que legisla y toma decisiones que le competen a todo el país, sólo basándose en su propia forma de vivir de seguro produce molestia en la población. Que esa población siempre parezca sacar la vuelta, hacerse la viva, pasarse de lista, ufanarse de cómo roba, miente o comete crímenes, no es de extrañar que haya un constante roce social y no del bueno.

Que en el discurso normal se hable de cuicos (CUliados Y la COnchetumare), flaites, cumas, patrones de fundo, levantados de raja, delincuentes, vagos, etc. Es un indicio de que respeto de ambos lado, no hay mucho.

----------------------------

Hay un país en Europa, donde no puedes insultar a un compañero de curso. Al menos no de forma natural y que sea bien visto. Si al guatón del curso le dices “oye guatón” en vez de llamarlo por su nombre, pueden incluso meterte preso. Extremista dirán algunos. No, para nada. ¿Alguien preguntó al guatón si le gustaba que le dijeran guatón? y suponiendo que le gustara que le digan así sus amigos, ¿Quién le dio permiso a alguien fuera de su círculo de amigos para llamarlo así? Cuando uno no sabe como dirigirse a otra persona puede usar alguna de las convenciones (que pueden ser tan estúpidas como los insultos, pero al menos son convenciones internacionales. Nadie se ofenderá si le decimos SEÑOR o CABALLERO) y salir bien parado. Pero en qué minuto ese determinante se transforma en un adjetivo calificativo que califica el rasgo más notorio de la persona? Oye gordito, oye flaquito, oye viejito, oye perro… dicho así algunos suenan tiernos, pero convengamos en que por muy obeso que esté alguien, no por ello le gusta que lo llamen GORDO. Quizás con el tiempo se acostumbre, pero ojo que la costumbre no hace que sea menos insulto.

En el mismo país en Europa, la gente maldice, igual que en todos lados, pero las maldiciones, los garabatos, no son parte del hablar constante y cotidiano. Tampoco el denostar a todos TODO el tiempo.

“Puta la huea hueón, na que ver por la chucha.” 4 garabatos en 10 palabras. Asumamos. No podemos hablar así y menos con ese nivel de pobreza de vocabulario y con ese nivel de ambigüedad en donde es imposible identificar de qué se habla ni por qué.

¿Qué pasa con este país? Que pese al nivel de stress que sufren, o de lo molestos que pueden estar con alguien, la mayor parte del tiempo el trato es de los más amable, tanto que uno se contagia y dan ganas de saludar a todos, de pedir permiso a todos, etc. Y no tiene que ver con educación escolar, ojo.

-----------------------------

Hoy, cuando en nuestro país, está todo muy tenso a causa de las manifestaciones de una gran mayoría que solicita urgentemente un cambio constitucional y de modelo, no puedo dejar de ver en las redes sociales el nivel paroxístico de insultos al que llegan algunos, solicitando cabezas rodando, matar gente, colgar gente, tirarlos al mar, pidiendo asesinatos, mutilaciones, violaciones y todos los insultos añadidos. La derecha dice “marxista” como insulto y la izquierda dice “derechista” de la misma forma. Es dramático tener que vivir en un país donde no puedes tener una perspectiva sin merecer el insulto de alguno de los lados. Todo lo que pasa a nivel de ataques, y formas de tratarse se ha vuelto extremista y así mismo las reacciones en respuesta a cada uno de los ataques. Pareciera que todo el tiempo se está esperando a que el “enemigo” emita una opinión para saltar a pedir su cabeza.

¿No podemos mantener la calma antes de juzgar los dichos y tratar de evitar hablar siempre desde “la guata” como dicen algunos? Cuando hablamos desde la guata, todo parece “ataque personal”.

A veces incluso ni siquiera vale la pena contestar un comentario y pensándolo un par de minutos mientras se pasa la impresión causada por algo que en los estándares personales está absolutamente fuera de discusión, se puede re leer y decidir si en realidad el tiempo personal vale la pena gastarlo en un troll. Muchas veces no. La mayoría de las veces no.

Personalmente me acuso de ser un odioso de mierda en los posts y también en la vida real. También creí que el trato personal entre amigos podía ser con palabras violentas a modo de que esa amistad fuera única (nos podemos putear pero es de cariño). El problema de ello que veo ahora, es que todos han hecho lo mismo y el garabato, como insulto flagrante, ya no tiene valor. Al perder el valor violento la palabra a causa del uso cotidiano, ya no quedan insultos a nivel verbal por lo que debemos pasar a otro nivel. Si deseamos la muerte a todos los que no piensan como uno, si los queremos descuartizados y lanzados al mar, entonces ¿Qué queda para los que no actúen como uno? ¿Para los que nos hacen algo de daño real? ¿Eliminación de la familia? ¿Borrar su nombre de los anales de la historia? Estamos sobrepasando el límite de lo razonable a nivel de agresiones (¿Hay agresiones a nivel razonable?) y no sé si podemos controlarlo en forma personal.

Por mi parte estoy tratando de dejar los garabatos más violentos y las expresiones de homicidio, genocidio y destrucción masiva ante mis hijos. Mientras, en las redes, me trato de controlar… es que está lleno de mentecatos (JAJAJA).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario